martes, 4 de agosto de 2015

Migraña y homeopatía


Casi la mitad de la población adulta ha sufrido algún episodio de dolor de cabeza fuerte a lo largo de su vida. Se calcula que algo más de un 10% de estas cefaleas son diagnosticadas como migrañas. Su prevalencia es más frecuente en mujeres, y se habla de un trastorno constitucional con base genética, por lo que no es difícil encontrar casos similares en los antecedentes familiares del afectado. La migraña, también llamada hemicránea o jaqueca por afectar típicamente una mitad del cráneo, se manifiesta principalmente por un dolor de cabeza unilateral, usualmente pulsátil y muy intenso e incapacitante, y que puede asociarse a otros síntomas como náuseas, vómitos, e intolerancia a la luz y a los ruidos. En algunos casos antes del dolor propiamente se manifiestan síntomas visuales que les ponen en sobre aviso, como destellos lumínicos o visión borrosa y distorsionada, lo que se conoce como aura.

Silvia acudió a la consulta para intentar precisamente acabar con sus terribles ataques migrañosos. Llevaba más de veinte años sufriendo de esa misma patología. De hecho recordaba muy bien el primer episodio que presentó a los 18 años, justo después de realizar los exámenes de selectividad. A partir de entonces había podido ir controlando el dolor a base de analgésicos o antiinflamatorios, e incluso posteriormente había utilizado ocasionalmente inyecciones subcutáneas de un agonista serotoninérgico para disminuir la fuerte intensidad de los cuadros. Pero cuando su médico de cabecera le advirtió que debía disminuir el consumo de este tipo de fármacos por haberle detectado alteraciones tanto del aparato gástrico como en la función hepática y renal, decidió buscar en la homeopatía un aliado seguro y eficaz para afrontar su proceso. Su primera experiencia con la misma fue tomando durante una crisis un complejo homeopático que le recomendaron en la farmacia, y ante su sorpresa, no sólo le alivió el cuadro sino que no tuvo que repetir su toma hasta mucho más allá de lo que era habitual (en esa época solía presentar ataques agudos de migraña cada 2 o 3 semanas). Pero con el tiempo la reacción al medicamento fue atenuándose, por lo que finalmente decidió solicitar visita en nuestro centro.

¿Qué es la migraña y cuáles son sus causas?

En la actualidad, la mayoría de los expertos coinciden en que el ataque migrañoso empieza realmente en el cerebro e involucra desequilibrios bioquímicos en varias vías de transmisión nerviosas. Estos cambios afectarían al flujo sanguíneo de las meninges cerebrales y a los tejidos circundantes. Y aunque no se conoce exactamente el mecanismo por el que se generan estos cambios en la actividad cerebral, sí que se han identificado algunos factores que predisponen e incluso desencadenan un episodio de hemicránea, como cambios en los patrones del sueño (tanto la falta como el exceso de horas de sueño se han relacionado con la etiología migrañosa), ciertos alimentos o conservantes (fundamentalmente chocolate, café, vino tinto, algunas carnes rojas y otros alimentos procesados y fermentados), ciertos olores o estímulos visuales destellantes, o también situaciones de estrés físico o emocional.

Cómo abordar el ataque agudo

Por ello, la primera recomendación para quien sufre de este mal será mantener unos hábitos higiénico dietéticos sanos y equilibrados, prestando especial atención a cuáles son los factores estresantes en nuestra vida e intentar desembarazarnos de las sobrecargas que habitualmente vamos adquiriendo a lo largo de nuestro camino. No es de extrañar que personas perfeccionistas, con un excesivo nivel de auto exigencia, suelan padecer de cefaleas o migrañas con relativa frecuencia. También será importante cuidar la dieta, en la que deberían reducirse al máximo los alimentos antes mencionados, así como los azúcares refinados.

Los medicamentos homeopáticos que empleamos para las crisis migrañosas dependen de las modalidades de expresión sintomática que presenta cada individuo. Pero hay algunos que solemos emplear con mayor frecuencia por su similitud con el cortejo de síntomas más característicos. Quizás uno de los más utilizados es Spigelia, que prescribimos ante violentas neuralgias del lado izquierdo de la cabeza, asociadas a fuertes palpitaciones. Si la hemicránea comienza en el occipucio y termina en el ojo derecho, junto a oleadas de calor sobre las mejillas, serán de gran utilidad una toma de Sanguinaria canadensis. En cambio, si se presenta un dolor presivo hacia el exterior y como en sacudidas musculares que empeora con el período menstrual, Cimífuga racemosa ayudará a aliviarlo. Bryonia alba es otro fármaco al que recurrimos cuando el dolor se agrava ante cualquier pequeño movimiento y en cambio mejora con la presión. Y empleamos Iris versicolor cuando la migraña se presenta con aura y aparece en fin de semana o vacaciones, típicamente acompañada de trastornos gastrointestinales.

Tratar y fortalecer el terreno

Evidentemente existen otros muchos medicamentos homeopáticos que pueden ser prescritos en las crisis migrañosas. Pero si algo caracteriza a la homeopatía es que funciona muy bien en las patologías de repetición. En ese caso, lo que se debe pretender es cambiar esa predisposición a enfermar, invertir esa tendencia al dolor de cabeza, y eso se puede lograr mediante la sutil señal del medicamento adecuado. Fue el caso de Silvia, quien me destacó en esa primera visita que el dolor habitualmente empezaba en la parte occipital y recorría toda la cabeza hacia la parte frontal, especialmente del lado derecho. Asociaba muchos de sus ataques a haber cogido frío previamente, y lo que necesitaba para aliviarlos era sobretodo silencio y taparse la cabeza. Entre sus antecedentes sanitarios destacaba la tendencia a formar colecciones purulentas tanto en piel como en mucosas (de pequeña sufrió muchas amigdalitis). No tenía excesivos problemas para conciliar el sueño, pero sí había tenido épocas de sonambulismo y en esos momentos tenía la impresión de tener sueños angustiantes, aunque no los recordaba con precisión. Silvia se definía como insegura y tímida, y muy sensible a las impresiones. Después de las primeras tomas de Silicea, fueron disminuyendo los episodios de migraña, tanto en frecuencia como en intensidad, y en la actualidad presenta solo algún recuerdo de lo que fueron sus martilleantes e inhabilitantes dolores de cabeza, que controla enseguida con unos sorbitos del mismo medicamento diluido.

 

Un enfoque global

Cuando un dolor de cabeza se repite debemos preguntarnos qué lo ha podido generar, qué hemos realizado sin desearlo o qué hemos dejado de hacer por no creernos capaces de ello. Aquello que nos altera nuestro estado emocional puede influir definitivamente en la génesis de uno de los males más antiguos de la humanidad. Saber escuchar nuestra voz interior no es tarea fácil, y sin embargo es el camino más directo y certero para recuperar el frescor y la claridad de nuestra actividad mental.

domingo, 26 de octubre de 2014

Homeopatía durante el embarazo

Artículo publicado en la revista Integral

La medicina homeopática es absolutamente segura tanto para la madre como para el feto, por lo que debería ser contemplada como una excelente opción terapéutica durante este período tan trascendental para ambos.

Laura acudió a nuestro centro estando ya embarazada de Nil. El motivo por el que me consultó no fue otro que las molestas náuseas que la habían acompañado casi a diario desde 8 semanas atrás. Había probado con la medicación convencional pero el cuadro se había intensificado, y últimamente ya se asociaba a vómitos frecuentes. Me contó que incluso a veces los mismos le provocaban dolor en la zona de la glotis, pero que cuando lograba expulsar el contenido gástrico mejoraba rápidamente su estado general. Otro aspecto que comentó durante la historia clínica fue que las náuseas se acompañaban de mucha inquietud y miedo a que algo malo le fuera a pasar, a ella o a su bebé. Pero a su vez también había notado un aumento de la somnolencia que la acompañaba prácticamente todo el día. Todas estas características junto a otros detalles que formaban parte de su expresión más global ayudaron a perfilar el medicamento homeopático que más se ajustaba a lo que Laura requería, precisamente por el efecto de similitud que el médico homeópata busca entre los síntomas singulares que expresa el paciente y las peculiaridades del propio medicamento. Antimonium Tartaricum dio la señal adecuada para que en menos de una semana las náuseas y los vómitos remitieran hasta el punto de no volver a aparecer ya durante todo el embarazo.   
Una historia de nueve meses

Sin embargo, como es bien sabido, la gestación transcurre durante un período que suele alargarse unas cuarenta semanas. Durante el resto de su embarazo Laura precisó de nuevas revaloraciones para ajustar el tratamiento, sobretodo en la fase final de preparación al parto. El embarazo, sin lugar a dudas, no es una enfermedad, y no debe contemplarse como tal. Pero durante el mismo pueden aparecer síntomas o patologías que, a veces con cambios de hábitos, otras con el arsenal terapéutico del que disponemos, pueden encontrar clara mejora. Teniendo en cuenta que los principios de la homeopatía nos hablan de eficacia segura, sin efectos secundarios ni toxicidad sobre la madre ni el feto, y sobre todo de curación suave a largo plazo, esta opción debería ser tomada muy en cuenta. Si a ello le añadimos la capacidad que tiene un mismo tratamiento individualizado homeopático de alcanzar cambios en la esfera física pero a su vez también en la mental y emocional del individuo, podemos adivinar que la experiencia de quien lo recibe es mucho más satisfactoria y armónica que otras opciones.
Durante estos nueve meses se está formando un ser humano único e irrepetible, que ya desde un inicio recibe las huellas por parte de su madre que le ayudarán en ese crecimiento. La impronta que recibe a nivel biológico y genético también se complementa con la transmisión de impresiones y emociones de la madre. Efectivamente, el bebé ya desde bien temprano recibe todas las sensaciones que vive su progenitora: sus procesos bioquímicos, la conciencia, la memoria celular y la memoria cerebral. Por ello es importante que la embarazada practique unos buenos hábitos sanitarios de alimentación, actividad física, reposo y eliminación de sustancias tóxicas (tabaco, alcohol, …) pero también que, dentro de sus posibilidades, procure manejarse en un contexto adecuado de bienestar y equilibrio mental. En definitiva, que tenga en cuenta el cuidado de su salud global. Durante todo el embarazo se produce una comunicación madre-feto por la que el niño podrá percibir miedos, euforias, inseguridad o cualquier otra emoción vivida por la madre. En el caso de Laura, además de suavizar las náuseas, el primer tratamiento prescrito también le mejoró esa angustia que relataba. Ello le dio mayor capacidad de disfrutar plenamente del estado que vivía, y por supuesto Nil también lo notó. Porque además, la forma que tiene de expresarse al mundo exterior un niño aún en el vientre de su madre es única y exclusivamente a través de ella. Podríamos decir entonces, siguiendo con el ejemplo anterior, que las náuseas podrían bien ser un reflejo de que el niño se estaba quejando por algo, más que sólo interpretarlas como una alteración anatómica o biológica del aparato digestivo de Laura. Siendo así, el tratamiento recibido por su madre influyó también en Nil. En realidad lo que se suele ver en la consulta es que cuando damos un tratamiento a una embarazada a veces mejora su motivo de consulta a la par que se perciben cambios en la dinámica, la posición o incluso los horarios del feto.

Otros ejemplos prácticos tratados con homeopatía

También es frecuente que embarazadas poli medicadas por patologías de base acudan a la consulta homeopática para intentar retirar o disminuir estos fármacos sin que esto les agrave su estado de salud. Fue el caso de Luisa, quien padecía una artritis reumatoide, y antes de buscar su primer embarazo realizó esa visita para conocer si con homeopatía podría reducir los antinflamatorios que tomaba diariamente. Durante el embarazo pudimos reducir la dosis de los mismos, y actualmente sólo los precisa de forma esporádica. O también recuerdo un caso en el que la futura madre estaba preocupada por si la medicación ansiolítica que tomaba afectaría al feto. Al poco de visitarla pudo dejar esa medicación, no sin antes haber logrado recuperar y fortalecer la confianza en sí misma.
Otra situación que puede presentarse durante el embarazo es la fatiga física exagerada. Fue el caso de Vanesa, gestante de su tercer hijo cuando la conocí, al que ella describía como el más movido de todos. Su problema era un estado de abatimiento extremo que le impedía hacer vida normal, incluso en algunas fases del día no lograba levantarse de la cama, a pesar de que su cuerpo se lo pedía a gritos. Presentaba mucha sensibilidad al frío, recuerdo cómo temblaba en la consulta, así como mucha palidez cutánea. En su situación el medicamento que la ayudó fue Arsenicum Album.
El caso de Alba fue muy distinto. Se le diagnosticó una amenaza de aborto cuando estaba de diez semanas, y se le prescribió reposo para intentar evitar perder a Juan. Acudió de inmediato por consejo de su hermana, usuaria habitual de homeopatía, relatando que todo había empezado con la brusca expulsión vaginal de sangre caliente y con coágulos, acompañada posteriormente de presión dolorosa en la zona supra púbica que irradiaba hacia lumbares. Se sentía extremadamente inquieta y muy congestionada. Ese mismo día empezó a tomar un sorbito cada hora de una preparación de diez glóbulos de Belladona disueltos en diez cucharadas soperas de agua. Cuando al día siguiente su estado general había mejorado, empezó a poder distanciar las tomas del mismo preparado hasta que pudo corroborarse ecográficamente que Juan seguía bien implantado y creciendo sin problema.

Un enfoque humano y global

El cuerpo habla, y debemos aprender a escucharlo. Y durante un embarazo pueden producirse expresiones sintomáticas no sólo de la propia madre sino también del feto, que las canaliza a través de ella. Por ello el principal objetivo ante cualquier signo de alarma durante la gestación deberíamos buscar la forma de restituir plenamente las capacidades de ambos individuos, no sólo quedarnos satisfechos con aplacar los síntomas expresados por la madre. De esa manera no sólo aliviamos el sufrimiento sino que lo prevenimos. La medicina homeopática es una herramienta segura y eficaz que definitivamente nos ayuda a lograr tan digno cometido.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Bronquitis de repetición en niños

Artículo publicado en la revista Integral

Desde que tenía trece meses, coincidiendo con su entrada en la guardería, Lara no ha dejado de presentar cada invierno tres o cuatro episodios de bronquitis. Su especial predisposición a enfermar de una zona tan sensible como son los pulmones, junto a la cada vez mayor y más agresiva medicación necesaria para controlar estos episodios, hacen decidir a sus padres a buscar otra alternativa para intentar mitigar y a ser posible eliminar estos molestos ataques.
La bronquitis aguda es la inflamación transitoria de los conductos bronquiales que cursa con síntomas como tos, aumento de mucosidad, fiebre y dificultad respiratoria. Cuando los niños son pequeños (durante la lactancia) suelen verse afectadas las vías más pequeñas, conociéndose entonces el cuadro como bronquiolitis. Lo más habitual es que estos cuadros debuten en otoño e invierno, y sobretodo cuando los niños frecuentan lugares cerrados. La causa más habitual es de origen vírico, aunque en algunos casos las vías respiratorias pueden llegar a verse sobre infectadas también por bacterias. Como Lara, existen niños especialmente propensos que pueden presentar infecciones varias veces en un año. Además de recomendar aumentar la ingesta de líquidos o utilizar humidificadores ambientales durante estos episodios, la tendencia actual es a ir cubriendo los síntomas con antipiréticos, antinflamatorios, broncodilatadores o incluso antibióticos hasta que ceda el cuadro. La eficacia de estos tratamientos es alta, pero muchas veces no está exenta de riesgos. Los efectos secundarios de la medicación convencional y el aumento de cada vez más resistencias que van creando algunos microrganismos a los antibióticos nos deberían hacer plantear si no hay otra vía más ecológica, y sobretodo más saludable para el niño, de intentar abordar el problema.

Un terreno propicio

Como decíamos, las vías respiratorias suelen verse más afectadas en la época invernal. Se atribuye fundamentalmente al frío la causa de ese aumento de cuadros, aunque también hay otros factores que lo favorecen. En otoño e invierno solemos recogernos en sitios más cerrados y poco ventilados donde la posibilidad de contagio aumenta. Además el uso de calefacciones en ese período disminuye la humedad relativa ambiental, y a su vez, los mecanismos energéticos que se precisan para mantener cálido el interior de nuestros hogares y empresas, así como la mayor utilización de vehículos de transporte, provocan una mayor contaminación, lo que favorece la mayor disposición de la mucosa respiratoria a enfermar. Tampoco ayuda que sea la época del año con menos horas de exposición solar, ya que está comprobado que esto afecta negativamente a nuestro estado anímico, lo que nos hace más vulnerables a cualquier agresión microbiológica y en general dificulta cualquier proceso de curación, especialmente en niños y ancianos.
En el caso de Lara, cuando le pregunto a sus padres si ha tenido alguna enfermedad previa, sólo describen su tendencia atópica en la piel desde que nació. Describen especialmente dos crisis importantes de erupciones rojizas y descamativas que cedieron al poco con la pomada de cortisona que les recetaron. Aún y así, Lara tiene una extremada sensibilidad cutánea que hace que presente eczemas con cierta regularidad. Este es un antecedente bastante común en niños que padecen de bronquitis de repetición, a la vez que para el médico homeópata es una excelente herramienta que ayuda a entender el por qué de la situación que vive esa criatura.

El lenguaje del cuerpo

El ritmo vertiginoso de la sociedad actual nos ha acostumbrado a aliviar las dolencias de nuestros hijos lo más rápidamente posible, sin tiempo a plantearnos por qué se está manifestando así su organismo. Cuántas veces no damos tiempo a que un cuadro de febrícula nos dirija hacia un foco e intentamos aplacarla rápidamente interpretando que así el niño sufrirá menos. En muchas ocasiones esa fiebre precisamente puede ser la traducción de la batalla que su propio organismo está manteniendo con el medio para intentar combatir, por ejemplo, una agresión microbiana. La propia elevación de la temperatura corporal puede dificultar el contagio y la posterior infección vírica o bacteriana. Es una reacción del propio organismo como parte de un mecanismo de defensa. Es nuestro propio sistema inmune quien así lo articula, por lo que quizás sería interesante darle un tiempo y un margen de confianza a nuestra propia y natural fisiología. La homeopatía intenta comprender la línea coherente de manifestaciones que expresa el niño en todos sus planos (físico, mental y emocional), y en función de ello prescribe el remedio individual que más se ajuste a las peculiaridades de ese ser. En el caso de la fiebre, la administración del medicamento homeopático no inhibiría tal expresión, sino que sería un refuerzo en la misma línea en que está trabajando nuestra inmunidad y toda nuestra capacidad de homeostasis interna. Las características individuales de un cuadro febril podrán darnos mucha información del tratamiento homeopático más adecuado que necesite cada niño en cada instante. No habrá un remedio para la fiebre o para cada enfermedad, sino un remedio para cada enfermo.

El camino hacia una curación suave y permanente

Ahondando un poco más en las características particulares de Lara, sus padres me indican que se trata de una niña muy sociable tanto con los niños como también con los adultos ya conocidos. Es una chica impaciente, muy calurosa y poco amiga del baño. Aunque ellos mismos se habían dado cuenta, destacan de los comentarios que les suele hacer la maestra del colegio que Lara es muy independiente, e incluso posesiva con sus cosas. Come de todo en abundancia, bebe siempre mucha agua y comentan también que por la noche suda mucho, incluso en invierno. Todos estos detalles, junto con la tendencia a esas bronquitis con expectoración de abundante moco y su piel característicamente dañada me llevan a recetarle Sulphur, un medicamento ciertamente común para los trastornos bronquiales. Su mejoría es franca y duradera, hasta el punto que desde la primera dosis no ha tenido que utilizar más medicación convencional, tan sólo alguna repetición del remedio homeopático cuando circunstancias concretas han alterado su propia capacidad de curación. Obviamente este tratamiento puede ser eficaz en un alto número de casos, pero lo ideal de la homeopatía es poder analizar la idiosincrasia del paciente y su situación vivencial para afinar en la mejor opción terapéutica. No olvidemos que el niño forma parte de una estructura familiar y respira de la atmósfera que predomina en ese ambiente. Las expectativas o los temores propios y de su entorno forman parte de las vivencias de ese niño, y la forma en que él las canalice hará que se pueda expresar en forma de síntoma o enfermedad toda la tensión que éstas le hayan generado.

Definitivamente, en los trastornos crónicos o de repetición la homeopatía debería tener un papel fundamental en nuestro sistema sanitario, no sólo porque es el terreno donde ha hallado más eficacia y mejores resultados, sino sobretodo por su aplastante coherencia en no silenciar lo que el cuerpo está intentando expresar sino por el contrario facilitar la modificación de su dinámica de expresión, hasta el punto de provocar cambios estables que afectan positivamente a nuestro estado de salud y bienestar global.

martes, 17 de julio de 2012

¿Por qué la homeopatía es tan eficaz en los niños?

Los niños son un colectivo que se beneficia cada vez más de los magníficos resultados de los tratamientos homeopáticos. El hecho de tratarse de una terapéutica que por sus características farmacológicas de preparación a altas diluciones no presenta efectos adversos ha inducido a muchos padres a tenerla en consideración a la hora de buscar una opción de salud segura para sus hijos. Pero además de eficaz y segura, la homeopatía en los niños actúa de forma muy rápida, sobretodo en las enfermedades agudas. Ya en los lactantes podemos asegurar que los cólicos a tempranas edades, el malestar por la aparición del primer diente o incluso los trastornos del sueño a las semanas de nacer, se utiliza esta medicina con resultados óptimos. No olvidemos, de todas formas, que con homeopatía tratamos al enfermo más que a la enfermedad, y por ello el remedio prescrito a un niño en función de sus características individuales puede ser distinto al que recetamos a otro niño con el mismo problema o diagnóstico inicial.
La rapidez de acción de los tratamientos homeopáticos en niños es debida básicamente a la facilidad que estos todavía presentan de recibir señales que intenten reequilibrar su propia capacidad curativa. Esto es debido por un lado a que su capacidad de adaptación y respuesta frente a cualquier agresión externa está madurando pero es altamente eficaz siempre que el estímulo sea el correcto y vaya en la misma dirección. Por otro lado también es cierto que su terreno es muy virgen: salvo en algunos pocos casos difícilmente han tenido ocasión de haber padecido enfermedades graves y por tanto han evitado así tratamientos supresores fuertes. Según vamos creciendo, vamos entrando en contacto con factores estresores que ponen a prueba nuestra fisiología homeostática, y si cada vez que ésta se pone en marcha inhibimos su función con terapias agresivas, esto creará más temprano o más tarde una resistencia del organismo a poner en marcha la cascada de reacciones naturales que tiene para defenderse de los mismos. De otra manera, podríamos decir que menguará su capacidad de adaptación al medio y por ende cada vez requerirá de más soporte externo para superar las crisis.
Los procesos agudos suelen responder rápidamente, como decíamos, porque son situaciones sobrevenidas. Pero siempre deberemos atender a las leyes de la naturaleza; en un caso de fiebre, por ejemplo, la función de la homeopatía no será bajar rápidamente esa alta temperatura como haríamos con un antipirético, sino modular el proceso de forma fisiológica y natural para que sea el sistema de auto curación del niño el que finalmente resuelva la situación. O en el caso de una tos no dirigiremos el tratamiento a inhibirla sino que buscaremos el remedio más preciso para reequilibrar aquel desajuste que, por las características del pequeño, está provocando esa alteración a nivel de sus vías respiratorias.
De todos modos, la rapidez de respuesta al tratamiento depende no sólo del proceso que se padezca sino también de la naturaleza del niño. Cuanto más reactivo sea éste, más rápido reaccionará al estímulo del medicamento homeopático.
Como ya he mencionado en anteriores escritos el objetivo del tratamiento homeopático consiste en prescribirle al paciente un único medicamento semejante en los planos físico, emocional y mental que active la curación rápida, eficaz y segura del individuo. Cuando queremos conseguir que además sea permanente o duradera, la única forma que entiendo que esta herramienta nos lo permite, es a través de un único remedio individualizado para cada caso, como nos enseñó el padre de esta disciplina, el Dr. Samuel Hahnemann.

lunes, 6 de febrero de 2012

La curación profunda


Conversando largamente con otros profesionales de la salud que practican otras especialidades, he llegado a apreciar en la homeopatía una cualidad que me es difícil reconocer en otras disciplinas. Es habitual escuchar hablar al homeópata experto de los niveles de profundidad a los que puede llegar el medicamento homeopático. Entendiendo la homeopatía como una medicina global capaz de transmitir la señal adecuada para requilibrar nuestra propia e individual capacidad curativa, podría plantearse que favoreciendo y orientando el cambio que el paciente requiere también se puede llegar al mismo destino. Y quizás así sea, pero el cambio que en ocasiones provoca una sola dosis infinitesimal de fármaco homeopático ¡es tan sorprendente! Los cambios conscientes pueden ser igual de efectivos, pero si conocemos una herramienta que es capaz de provocar en sí misma ese cambio, quizás es porque está conectando con algo mucho más profundo que el mundo consciente del paciente. Hay quien asegura que el medicamento homeopático adecuado transmite la señal a lo más profundo de nuestro ser: el alma. El alma es nuestro nido de sentimientos y emociones, nuestro reflejo más puro, incluso nuestra conexión con el mundo espiritual. Cuidando de ella cuidamos globalmente de nuestra salud. Y sólo si conseguimos comprender cuáles son sus necesidades podremos trazar el mapa a seguir para llegar al proceso tan complejo como es el de curar.

Enfermamos cuando la percepción de nuestra realidad íntima no se adecúa a la realidad que vivimos, entonces afloran las luchas internas tanto mentales como físicas que empiezan a expresarse según la predisposición de cada individuo. No se trata por lo tanto de pensar que toda alteración de salud es debida a un trauma mental, sino que un desajuste, cualquiera que sea su origen, tenderá a manifestarse distintamente en cada persona. Por ello la curación no debería ser poner un parche a la expresión sintomática del momento, sino buscar en la profundidad de ese ser cuál es la causa de su mal, por qué ha llegado a esa situación. Efectivamente, además de la carga genética que todos llevamos y que determinará cómo y dónde desarrollamos la enfermedad a lo largo de nuestra vida, todos poseemos también una capacidad natural para irla combatiendo. Cuando una contradicción profunda la compromete, ésta trasladará a nivel físico la tensión no resuelta para intentar eliminarla. Esa es la fase en que suele acudir el paciente al médico, pero el origen sigue siendo el mismo, y si no lo resolvemos, lo único que haremos será ir perpetuando esos síntomas o incluso trasladarlos a otros órganos.

Pero no es fácil sintonizar con nuestras ilusiones cuando la enfermedad está presente. Será precisa una ayuda que alivie la el sufrimiento si, en condiciones de mayor claridad, queremos reflexionar sobre el significado de la dolencia. Si entendemos lo que necesitamos surgirá la necesidad de cambio, y será éste el que realmente acabe ayudando a encontrar el camino de la curación plena. La medicina homeopática clásica persigue precisamente este objetivo, valorar cuál es el remedio que ayuda al enfermo a recuperar su armonía global.

Medicina homeopática